Una misma situación puede conllevar muchos sentimientos a la vez y eso fue precisamente lo que sentimos ayer cuando nos acercamos a ver la clausura del campeonato mundial en Piedrahita.
Los ánimos eran tristes, como no podía ser de otro modo después de las dos grandes pérdidas que ha sufrido este deporte y también por cómo la FAI ha hecho las cosas. Pues eso, que han dejado mucho que desear y no quiero entrar en detalles.
Por ello, intento ahora exponer la parte más amable.
Es impresionante ver cómo vuelan esos pilotazos; la élite en sus países y por ello dignos de participar en un campeonato mundial. Que eso es precisamente lo que olvidan mencionar los periodistas.
Sinceramente, ver cómo vuela la Mantra R11, (aunque solo pudimos ver cómo los pilotos volaban por placer y no en competición), fue suficiente para ponerte los pelos de punta. ¡Qué bicharraco de vela! Preciosa y temible a la vez.
Y son lo que son, comparable a la Fórmula 1 de coches bajo mi punto de vista, y al igual que no tenemos ni idea sobre el pilotaje de esos bólidos, por mucho que queramos entender de conducción de automóviles y por muchas horas de conducción que tengamos, lo mismo pasa con estas velas de “F1”.
Es increíble hasta donde han llegado estos ingenieros pensantes en el diseño de velas. No hay color a cómo era este deporte no hace tantos años porque sigue siendo un deporte joven.
Yo lo extrapolo a lo que conozco, que es poco, y a lo que vuelo, una Mojo2 y también he tenido el placer de probar una BuzzZ3 y siento infinita gratitud hacia sus diseñadores. La sencillez, docilidad y facilidad de manejo me han dejado gratamente impresionada. ¡Me encantan ambas velas!
Por ello me encantó poder saludar a Luc Armant, uno de los diseñadores de Ozone y de estas dos velas, y hacerme una foto con él. Majete y campechano, no sé si es realmente consciente de lo feliz que hace a la gente con sus creaciones.
Como podéis ver, también en la sonrisa de Inma que aparece en la foto, esta fue la parte más amable de estar en Piedrahita ayer.
